lunes, 5 de octubre de 2009

APARIENCIA DE LAS SIRENAS



Las sirenas, como las arpías, acumulan cualidades de las mujeres y de los pájaros. En el arte griego temprano, las sirenas fueron representadas como aves dotadas de grandes cabezas femeninas, plumas de pájaro y pies con escamas. Otras veces, se las representaban con melenas de león.
Más adelante se retrataron como figuras femeninas con piernas de pájaro, con o sin alas, que tocaban variados instrumentos musicales, especialmente arpas.
Una enciclopedia bizantina describe los pechos de las sirenas con formas de gorriones o afirma que estos seres mitológicos eran pequeños pájaros con caras de mujeres. La comparación con los pájaros, además, surge por sus hermosas voces características.
Pero las últimas versiones pictóricas de sirenas las muestran como damas seductoras, de hermosa apariencia física.


El hecho es que en español, francés, italiano, polaco, rumano o portugués, la palabra para mermaid es respectivamente Sirena, Sirène, Sirena, Syrena, sirena y Sereia.
Esta falta de diferenciación (que sí conserva el inglés) genera confusión visual para la representación de las sirenas que en inglés aluden a “mermaids” (mujeres-peces).
Durante el siglo primero, el historiador romano Plinio el Viejo creía que las sirenas eran pura fábula “aunque Dinon, el padre de Clearchus, un escritor reconocido, afirma que existen en la India y que encantan a los hombres con sus canciones, primero calmándolos para dormirlos y luego desmembrándolos cruelmente”.


En sus anotaciones, Leonardo da Vinci menciona la existencia de sirenas. También en 1917 Franz Kafka escribió acerca del “Silencio de las sirenas”.
Una supuesta sirena proveniente de Canosa, un sitio de Apulia (que por entonces era parte de la Magna Grecia) acompañaba a los difuntos durante los entierros, para conducirlos en el viaje hacia su vida futura.
Se han hallado figuras de terracota con rastros de un pigmento blanco, original, que revela una mujer con patas, alas y cola de pájaro. La misma se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de España, situado en Madrid.












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domingo, 10 de mayo de 2009

EL ORIGEN DE LOS DUENDES













Un duende es una criatura mítica perteneciente a la mitología pagana germánica que todavía sobrevive en el folclore de Europa del norte. En la mitología de los nórdicos, estas criaturas eran originalmente consideradas como una raza de dioses de la naturaleza y de la fertilidad, aunque de menor importancia.
Los duendes son representados a menudo como hombres y mujeres jóvenes de gran belleza que viven en bosques y otros lugares naturales subterráneos, así como en pozos y fuentes.
Han sido retratados como seres longevos o inmortales que gozan de energías mágicas innatas. Después del éxito de la obra épica de J.R.R. Tolkien “El señor de los anillos”, donde existen personas sabias y angelicales llamadas duendes, estas criaturas juegan un rol cultural significativo y se han convertido en personajes obligados de la fantasía.
Los duendes pueden ser clasificados en “duendes” y “elfos”. Cualidades extraordinarias asociadas a los duendes se califican a través de los adjetivos elfo o elfin, que significa “mágico”.
Con respecto a la pronunciación, la v de “elven” se refiere a los duendes clasificados como humanos (se les dice así por su menor estatura, y son propios de la mitología vikinga) mientras que la f en “elfin” alude a los elfos minúsculos (asociados fundamentalmente al folklore del Renacimiento y del Romanticismo).
Duendes y elfos adquieren también los siguientes nombres:- En Alemania: Elfen, Elben.- En Gran Bretaña: addler (aunque el vocablo ha quedado obsoleto). - En Países Bajos: Elfen, Alfen, Elven. - En Dinamarca: alfer, elvere, elverfolk, ellefolk o huldrer. - En Islandia: álfar, álfafólk y huldufólk (significa “gente que se oculta”). - En Noruega: alver, alfer o elvefolk. - En Suecia: alfer, alver o älvor (Älvor es también atribuido a las hadas). - En Italia: elfo o fata (Fata se atribuye solamente a las hadas). Tras numerosos debates, el consenso de duende es álf mientras que las palabras relacionadas derivan de la raíz proto-indo-europea albh, que significa “blanco”. De allí surgió la voz latina albus para el color blanco, que se usa también en portugués. En la lengua inglesa ha adquirido la forma de albino.





















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HADAS "SOLITARIAS Y SOCIABLES"











Un antiguo mito escandinavo habla de los Liosálfar (Elfos de Luz), unas criaturas compasivas que moran en el reino celestial de Alfheim. Y de sus opuestos: los Döckálfar (Elfos Oscuros), seres de gran tamaño que viven en clandestinidad y son considerados malévolos.
La grandiosa folklorista inglesa Katherine Briggs se inclinó por evitar las clasificaciones de hadas / duendes en “buenos” o “malos”. Prefirió catalogarlos como “solitarios” o “sociables”.
Ella notó que, en diferentes circunstancias, los duendes son capaces de robar niños tanto como de ser inofensivos o de tener una influencia beneficiosa, permitiendo el crecimiento de las flores o ayudando a los pastores a reunir el rebaño. Las hadas y duendes solitarios son generalmente asociados a sitios seguros: un pantano, un lago, la corteza de un árbol o el sótano de una casa de familia. En cambio, las hadas y duendes sociables adoran cazar, organizar banquetes, bailar y cortejar a otros duendes o a seres humanos.
En los relatos británicos, franceses, italianos, escandinavos y alemanes predomina un tipo de duende “fiestero”, al que le gustan las fiestas y los desfiles.
Otros folkloristas caracterizan a los duendes y hadas por el elemento de su ambiente natural, más que por su temperamento. Recordando a Paracelso, estarían relacionados con la tierra, el aire, el agua o el fuego.
Los duendes de la tierra son más frecuentes en las zonas de Coblynau (entre las colinas de Gales), en Gandharvas (India), Erdluitle (Italia del norte), Maanväki (Finlandia), Thrussers (Noruega), Marzalek (Polonia), Illes (Islandia), entre otras.


miércoles, 29 de abril de 2009

LAS SIRENAS Y LA MUERTE

Según Ovidio (Metamorfosis V, 551), las sirenas eran la compañía de la joven diosa Perséfone. Sus alas eran un regalo de la deidad Demeter para poder buscar a Perséfone cuando la secuestraron. Su canción seductora es una invitación permanente a la aparición de esta última.
El término "canción de las sirenas" alude a una súplica difícil de resistir. Si no se está precavido, se puede caer en la tentación, y esta falta de atención conducirá a un mal resultado.
Escritores tardíos han deducido que las sirenas eran antropófagas (caníbales) en base a las descripciones de Circe, quien se pasea por los prados entre montones de cadáveres descomponiéndose, pedazos de piel y huesos diseminados por doquier.


Por su parte, Jane Ellen Harrison cree que es extraño y hermoso que Homero transforme a las sirenas en seres afines a los espíritus y no a la carne, teniendo en cuenta la canción de las sirenas que prometen a Ulises la revelación de verdades con la falsa promesa de decírselas. Ellas cantan:
"Una vez que oigas el contenido de sus corazones te convertirás en un hombre más sabio.


Sabemos todos los dolores que los griegos y los troyanos soportaron. ¡Nosotras sabemos todo!”
Son criaturas proféticas como la esfinge, con quien comparten muchos elementos afines. Harrison ha observado que su canción tiene el efecto de una melodía capaz de tranquilizar a los vientos. Pero el desenlace de la canción es, inevitablemente, la muerte.
Pero que la carne de los marineros se esté descomponiendo cerca de ellas no es indicio de que se los haya comido.


Otras interpretaciones indican que, cuando sus plumas fueron robadas, la naturaleza divina de las sirenas las mantuvo vivas, pero como eran incapaces de prever sus visitantes éstos murieron de hambre porque rechazaron irse.








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EL DUENDE DE LORCA

Los duendes son criaturas mitológicas que comulgan con la naturaleza rural: vigilantes de bosques, guardianes de animales y plantas. Integran la raza conocida como “feérica” al igual que los trolls, las hadas y los elfos, que fueron popularizados a través de los mitos celtas y nórdicos.
El escritor andaluz Federico García Lorca desarrolló una teoría estética donde despliega sus ideas acerca del proceso de creación artística en relación al “misterio de los duendes”. En “El teatro y la teoría del Duende", conferencia dictada primero en Buenos Aires y luego en La Habana, en el año 1933, Lorca explica que el gran arte depende de un conocimiento cercano de la muerte, de la conexión con los orígenes de una nación y de un reconocimiento de las limitaciones del raciocinio.
El “duende”, para los andaluces, alude a la interpretación subliminal de la tauromaquia (el arte de los toros) así como de cualquier otro fenómeno como el baile o el cante. Estas manifestaciones transportan al artista a una experiencia “de la muerte”, ya que evadirse del tiempo implica tocar el fin de la existencia. El arte que nace de la mera reproducción de formas es opuesto al “arte del duende”.
Según Lorca, la obra de arte inspirada por el duende nos comunica la esencia del mundo, como sucede con la música de los cantaores flamencos. En su conferencia “juego y teoría del duende”, Federico García Lorca los califica de la siguiente manera:
“…En toda Andalucía, roca de Jaén y caracola de Cádiz, la gente habla constantemente del duende y lo descubre en cuanto sale con instinto eficaz. El maravilloso cantaor El Lebrijano, creador de la Debla, decía: «Los días que yo canto con duende no hay quien pueda conmigo»; la vieja bailarina gitana La Malena exclamó un día oyendo tocar a Brailowsky un fragmento de Bach: «¡Ole! ¡Eso tiene duende!», y estuvo aburrida con Gluck y con Brahms y con Darius Milhaud. Y Manuel Torres, el hombre de mayor cultura en la sangre que he conocido, dijo, escuchando al propio Falla su Nocturno del Generalife, esta espléndida frase: «Todo lo que tiene sonidos negros tiene duende». Y no hay verdad más grande.
Estos sonidos negros son el misterio, las raíces que se clavan en el barro que todos conocemos, que todos ignoramos, pero de donde nos llega lo que es sustancial en el arte. Sonidos negros dijo el hombre popular de España y coincidió con Goethe, que hace la definición del duende al hablar de Paganini, diciendo: «Poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica».


Así, pues, el duende es un poder y no un obrar, es un luchar y no un pensar. Yo he oído decir a un viejo maestro guitarrista: «El duende no está en la garganta; el duende sube por dentro desde la planta de los pies». Es decir, no es cuestión de facultad, sino de verdadero estilo vivo; es decir, de sangre; es decir, de viejísima cultura, de creación en acto.
Este «poder misterioso que todos sienten y que ningún filósofo explica» es, en suma, el espíritu de la sierra, el mismo duende que abrazó el corazón de Nietzsche, que lo buscaba en sus formas exteriores sobre el puente Rialto o en la música de Bizet, sin encontrarlo y sin saber que el duende que él perseguía había saltado de los misteriosos griegos a las bailarinas de Cádiz o al dionisíaco grito degollado de la siguiriya de Silverio.


Así, pues, no quiero que nadie confunda al duende con el demonio teológico de la duda, al que Lutero, con un sentimiento báquico, le arrojó un frasco de tinta en Nuremberg, ni con el diablo católico, destructor y poco inteligente, que se disfraza de perra para entrar en los conventos, ni con el mono parlante que lleva el truchimán de Cervantes, en la comedia de los celos y las selvas de Andalucía. No. El duende de que hablo, oscuro y estremecido, es descendiente de aquel alegrísimo demonio de Sócrates, mármol y sal que lo arañó indignado el día en que tomó el veneno, y del otro melancólico demonio de Descartes, pequeño como almendra verde, que, harto de círculos y líneas, salió por los canales para oír cantar a los marineros borrachos.










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domingo, 19 de abril de 2009

HADAS DEL AIRE Y DEL FUEGO





Los duendes y hadas asociados con el aire se conocen como “sílfides”, están dotados de alas y pueblan numerosos libros infantiles ilustrados. Estas imágenes fueron popularizadas durante la Inglaterra victoriana.
Algunos ejemplos de duendes del aire son: el luminoso Soulth irlandés, la Star Folk de la tribu algonquina, el Atua de Polinesia, así como las hadas buenas de las leyendas persas, que van dejando rastros de hermoso perfume por donde vuelan.
Se presume que existen duendes que desatan fenómenos atmosféricos como ciclones, e incluso pueden atacar naves voladoras. Ejemplos de estos pícaros seres son el Spriggans de Cornwall, el Vily de Slavonia, el Vintoasele de Serbia y Croacia, el Rusali de Rumania y el travieso Folletti de Italia.
Y el ser asociado al fuego es la salamandra, un espíritu elemental muy apreciado por los alquimistas durante el Renacimiento. Asociado con el fuego encontramos a los duendes Djinn -de origen persa y comportamiento malévolo- así como a Drakes (o Drachen), un habitante de las islas británicas.

Algunas historias describen hadas y duendes que protegen las chimeneas, como el Gabija de Lituania y el Natrou-Monsieur de Francia. El egipcio Muzayyaraes fogoso, galante y atractivo; se trata de un personaje popular incluido en los cuentos de esa región, al que le encanta cortejar a las hadas. Aun cuando los duendes y las hadas son criaturas habituales en diversas mitologías del mundo entero, su universo fantástico más variado y numeroso se encuentra en Gran Bretaña, por ello la literatura inglesa los escoge con frecuencia como protagonistas o personajes de relativa importancia argumental.
Muchos romances del período medieval inglés mencionan hadas y duendes. Son hombres y mujeres que tienen poderes mágicos, viven en palacios encantados, falsifican armamentos mágicamente y hechizan o engañan a mortales inocentes. Recordemos que la Dama del Lago a quien Arturo ofreció su espada Excalibur era un hada.
Como decíamos antes, en los relatos del Rey Arturo, las hadas y duendes son muy frecuentes, así como en el resto de la tradición galesa y bretona. Incluso los Cuentos de Canterbury de G. Chaucer mencionan a una reina-elfo vinculada al antiguo cortejo artúrico.
Un romance francés del siglo XV, proveniente de Burdeos, se popularizó rápidamente en Inglaterra. Esta historia daba vida al Rey Oberon y a la Reina Mab, cuya corte estaba rodeada de caballeros.
Fue este romance el que ofreció inspiración a William Shakespeare, quien incorporó algunos de sus personajes a los célebres dramas Sueño de una noche de verano y La tempestad.
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jueves, 9 de abril de 2009

EL REINO DE LOS ÁNGELES O DEVAS




Los ángeles han estado presentes en todas las religiones. ¿Quién de nosotros no ha pensado alguna vez en su ángel de la guarda? ¿O se ha sentido poseído por un impulso de imaginar hermosas criaturas como las hadas, las sílfides, la ondinas?. Los ángeles son los constructores de las formas. Son la vida que palpita detrás de toda manifestación. Encarnan la energía que mantiene coherente todas las formas. En oriente se les conoce con el nombre de DEVAS.
Para entender mejor estas criaturas que comparten con nosotros el planeta Tierra podemos señalar que mientras el hombre piensa, el ángel construye. Se nos enseña que la energía sigue al pensamiento. La energía son los ángeles y el pensamientos los hombres...
Los ángeles pueblan los éteres, desde el subplano gaseoso físico hasta el más elevado de los planos de manifestación. Ellos lo llenan todo y su forma de expresión más cercana a nuestra percepción está dentro de los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. Cada uno de los elementos tiene su respectivo Ángel Director y miríadas de elementales.
La línea de evolución delos ángeles esta dentro del amor. Evolucionan por el camino del sentimiento siendo éste el impulso vital de su existencia. Sólo en las etapas más avanzadas de su desarrollo adquieren el poder de pensar. Son ráfagas puras de sentimiento que con el correr de la evolución desarrollan el poder de pensar. El ángel amando aprende a pensar. El hombre, por el contrario, pensando, aprende a amar.
Los ángeles están íntimamente unidos al proceso evolutivo del hombre. El hombre piensa y habla y el ángel escucha y ejecuta. Ellos no miden las consecuencias de los pensamientos humanos sino que se limitan a manejarlos de acuerdo a las intenciones e ideaciones delos seres humanos. De ahí la gran responsabilidad del hombre con el reino angélico. El ángel no razone sobre efectos positivos o negativos. Ellos son la energía que sigue al pensamiento, hasta que por su grado de evolución logran el poder de pensar.
Así como existe toda una jerarquía en el ámbito evolutivo del reino humano y su reino continuo, el reino de las almas o de los Maestros, así también existe toda una jerarquía en el reino angélico. Desde los elementales de las piedras, hasta los mas excelsos Arcángeles.
El reino angélico se puede clasificar en dos grandes divisiones llamadas ángeles evolutivos y ángeles involutivos. Los ángeles evolutivos son los constructores mayores, los trabajadores conscientes, y los ángeles involutivos son los constructores menores o inconscientes, llamados también elementales.
Los elementales, o espíritus de la naturaleza pueden ser clasificados de acuerdo a los elementos que ellos encarnan. A los elementales de la tierra los conocemos como los gnomos, los duendes y las hadas. Su presencia abunda en los cuentos de los niños y en las películas de Walt Disney. Los elementales del agua son las Ondinas, los del fuego las Salamandras, y los del aire, las Sílfides.
No es recomendable invocar a los elementales porque si no se tiene suficiente pureza y al mismo tiempo poder, puede resultar peligroso. Son fuerzas inconscientes que pueden desatarse y manifestarse sin control. Cuando tengamos necesidad de contactarnos con alguno de los cuatro elementos, invoquemos a los Directores de los elementales, que son ángeles de gran evolución.
Con relación al hombre, a los ángeles que son la vida de sus cuerpos físico, emocional y mental concreto, de les llama PITRIS LUNARES y pertenecen al arco involutivo; los que son la vida de su cuerpo mental superior y demás cuerpos superiores se les llama PITRIS SOLARES y pertenecen al arco evolutivo.
A los ángeles del plano físico se les conoce como AGNICHAITAS o devas del plano físico. Son la suma total de la sustancia del plano físico. Se ocupan de la fuerza o energía que produce actividad. Traen a la existencia todo lo que se puede ver y tocar, y mantienen el calor interno de la sustancia que nutre y causa la reproducción. Ellos comandan a los elementales del plano físico.
Devas de todo tipo y color se encuentran en los niveles etéricos del plano físico, pero el color que prevalece es el violeta. En el nivel más denso, el cuarto, son de color púrpura oscuro; en el tercer nivel, púrpura más claro, muy similar al violeta; en el segundo nivel violeta claro, mientras que en el primer nivel son de un brillante color lavanda transparente. Su sendero de realización se manifiesta por medio del sentimiento, educando a la raza en el perfeccionamiento del cuerpo físico-etérico.
Los devas color verde del reino vegetal están muy evolucionados y se entra en contacto con ellos por medio del magnetismo. Presiden los lugares magnéticos del planeta, cuidan la soledad de las selvas, mantienen intactos los espacios abiertos del planeta que es necesario conservar inviolados, los defienden de toda intromisión. Su sendero de servicio consiste en la magnetización. Actúan como protectores de la vida vegetal y de los lugares sagrados del planeta.
Los devas color blanco del aire y del agua, que presiden la atmósfera controlan los mares, los ríos y los arroyos. De este grupo son extraídos los “ángeles guardianes”. Su sendero de servicio reside en proteger a los individuos de la familia humana, controlar a los elementales del agua y del aire y gran parte de lo que atañe al reino de los peces.
Los devas de los éteres llevan sobre la frente un símbolo transparente en forma de luna creciente y por eso, quienes pueden ver en forma clarividente, los distinguen de los devas astrales.
A los ángeles del plano astral o emocional se les llama AGNISURYAS. Son la sustancia de este plano. Están íntimamente ligados con las fuerzas de los fenómenos que llamamos amor, impulso sexual, instinto, anhelo y móvil impulsor que se manifiesta luego en el plano físico como una actividad determinada. Tienen diversos grados, desde los que trabajan con la fuerza puramente sexual hasta los que están relacionados con los misterios de la iniciación y constituyen lo que se llama esotéricamente el “Sendero del Corazón”, que son el puente entre los planos astral y búdico. A esta categoría pertenecen los devas de la fuerza tramutadora. Personifican los “fuegos de transmutación”.
Los devas del fuego del plano mental se llaman AGNISHVATTAS o ANGELES SOLARES. Son de una categoría superior. Conciernen a la propia naturaleza esencial del sol. Expresan su fuerza más adecuadamente a través del hombre. Son el origen de la autoconciencia, y su acción sobre los devas del arco involutivo o devas menores produce la aparición del hombre.
Como ves, existen infinidad de categorías en el reino dévico o angélico. Unas conscientes, otras inconscientes. El trabajo de los AGNISVATTAS (los principios autoconscientes) consiste en llegar a ser el factor integrador de los tres principios superiores: atma, budi, manas, los principios del espíritu, con los tres inferiores: físico, emocional y mental.
Tanto la evolución dévica, como la humana, contienen una gran variedad de grados. Ambas evolucionan mediante la interacción. Los entes humanos personifican aspectos de la divinidad mientras que los devas personifican los atributos. El hombre esta desarrollando la visión interna y los devas, el oído interno. Como ambos son todavía imperfectos, tenemos un mundo imperfecto. El hombre evoluciona por medio del contacto, se expande; los devas, disminuyendo el contacto; la limitación es la Ley que los rige. El hombre aspira a adquirir autocontrol, los devas se desarrollan cuando son controlados. El hombre manifestará la plena autoconciencia y los devas la vibración constructiva.
¿Te das cuenta cuan complementarios son estos dos reinos?
Estas dos líneas evolutivas, cuando alcanzan un grado de desarrollo, se unen en el plano búdico y forman una entidad que es mitad ángel y mitad hombre. Lo que se conoce como el DIVINO HERMAFRODITA. Porque la evolución dévica, con relación a la humana es femenina y la humana, con relación a la dévica es masculina.
El reino de las aves está específicamente aliado a la evolución dévica. Algunos devas que desean pasar a la evolución humana pueden hacerlo pasando a dicho reino. Y también por medio de las aves, algunos devas se comunican con los humanos. De ahí que se representen frecuentemente con “alas”.
Atraer ángeles a tu vida diaria hace que ésta se llene de una magia muy especial. Donde ellos se presentan elevan el nivel vibratorio y se extiende una sensación de gozo que penetra por todas partes.
Los ángeles están a la espera de que el hombre abra la puerta de su corazón para poder trabajar con él. Al ángel no se le atrae por el poder de la comunicación razonadora sino por el poder del amor. Ese es el primer paso para el contacto; sentir amor por ellos. Ellos se acercan atraídos por la belleza y los olores agradables. Donde hay flores naturales, los ángeles se acercan con mayor facilidad.
Invócalos, llámalos e invítalos a que compartan contigo tu casa, tus ambientes. Cuando te bañes, bendice a los devas del agua y pídeles que así como el agua limpia tu cuerpo físico, que ellos limpien y purifiquen tu cuerpo emocional. A los ángeles del viento bendícelos y pídeles que purifiquen tus pensamientos. A los de la tierra que purifiquen tu cuerpo físico y que transmuten todas tus impurezas. A los ángeles del fuego bendícelos y pídeles que santifiquen tu alma y tu espíritu.
El contacto humanodévico se está dando por todas partes. En Fidhorn, Escocia, se creó una comunidad basada en este contacto, en donde se practica el cultivo de plantas y hortalizas en una tierra que en principio no era apta. Debido a la comunicación con los ángeles de la naturaleza y siguiendo sus recomendaciones se logró un éxito sorprendente que atrajo la atención del mundo entero. Es un verdadero ejemplo de lo que se puede lograr en la interacción entre ángeles y hombres.
Amar a los ángeles es amar a la naturaleza porque ellos son los constructores de nuestro mundo. Personifican la inteligencia creativa que evidencia toda la naturaleza. Construyen vehículos para la expresión de la vida en todos los niveles: mineral, vegetal, animal, humano y suprahumano. Cunado estés en el campo, en la montaña, en el mar, piensa en estos seres que son la vida detrás de lo que ves. Bendícelos y agradéceles su servicio. Ellos te contestarán, te enviarán ondas de amor que tu recibirás como una sensación de bienestar que te envolverá y te hará sentir feliz.
Hay ángeles que curan, ángeles guardianes, ángeles del arte, de la inspiración, del sol, del amor. Su variedad es infinita. Si te acostumbras a integrarlos a tu vida te enriquecerás. Yo, por ejemplo, antes de escribir, siempre invoco a los ángeles de la inspiración. Respiro profundo, cierro mis ojos, y des mi corazón los bendigo y los llamo, para que vengan a trabajar conmigo ¡Para la gloria de Dios!
Cuando vayas a comer, bendice los alimentos y piensa en la vida dévica que produjo tu alimento. Llénate de amor por estas criaturas invisibles que trabajan incansablemente sirviendo a la humanidad. Ellos recogen tus sentimientos y te los devuelven aumentados por su amor.
Cuando te levantes en la mañana, saluda a la naturaleza que te rodea. Al sol, las plantas, los árboles, al viento. Envíales tu amor y verás como te inunda un sentimiento de felicidad. Son los ángeles que responden.
Y si quieres trabajar con ellos en una colaboración más cercana, dedícales un rincón de tu casa. Pequeñito, no tiene que ser grande. Ten algún elemento de la naturaleza, como una planta, flores. Y con el amor más grande, preserva es lugar como el punto de contacto de la energía angélica en tu hogar. Y así los invitas a que vivan contigo y llenen tu casa de bendiciones.
Existe mucha literatura sobre los ángeles. Pero la forma más directa de conocerlos es haciendo contacto con ellos a través de su lenguaje, el amor. No hay libro que supere la experiencia. Por eso te invito a que te abras a su mundo mágico, seas un poquito como un niño y recibas en tu vida una nueva dimensión que la hará más luminosa y feliz.


MEDITACIÖN
Respira profundo y al exhalar, ve soltando todas las tensiones. Imagínate que al inhalar estás respirando fuego y al exhalar emites luz. El fuego es la vida, la luz es el amor, Inhalas vida… exhalas amor… inhalas vida… exhalas amor…inhalas vida… exhalas amor.
Y te vas envolviendo en una luz muy blanca y resplandeciente. Esta luz te penetra y te hace transparente, muy transparente.
Te sueltas completamente, sin tensiones ni apegos. Sin angustias ni preocupaciones. Suéltalo todo y quédate sumergido en el aquí y el ahora. Contigo. Con la luz.
Visualiza tu corazón como un sol radiante. Ubícate en el medio de su fulgor. Siente cómo tú eres fuego solar. Eres una llama de amor divino. Siéntelo.
Imagínate que estás en lo alto de una montaña. Desde allí divisas los ríos, los mares, las llanuras, los campos…
Por un acto de imaginación creadora observa el mundo de la energía y visualiza a las huestes angélicas, como encarnan la vida de todo lo que ves. Son puntos de luz en movimiento que vitalizan toda la naturaleza. Recréate en este cuadro, siente como todo en la naturaleza es vida, cómo está poblada de innumerables seres invisibles. Imprégnate de esta energía.
Concéntrate y haz contacto con el ángel de la Tierra y dile: Toma las impurezas de mi cuerpo físico, absórbelas y devuélvemelas en forma de salud y de pureza. Que la vide circule en abundancia por mis venas y mis arterias. Que el reino de Dios descienda a la Tierra.
Concéntrate y haz contacto con el ángel del Agua y dile: Lava mi corazón de todas sus impurezas. Que el amor sin egoísmos se instale en mí. Que mi corazón sea limpio y transparente para que un rayo del cielo descienda a la tierra y la llene de amor.
Concéntrate en el ángel del Aire y dile: Purifica mi intelecto, que se vuelva penetrante, claro, radiante y con cada pensamiento, glorifique el corazón. Que sea una antorcha encendida mostrando el camino de retorno al Sol.
Concéntrate en el ángel del Fuego y dile: Soy uno contigo, santifica mi alma y mi espíritu. Consume en el fuego sagrado todos mis errores y conságrame al fuego del amor. En el fuego soy libre y puedo darme y multiplicarme sin nunca consumirme. Soy una Llama viviente, una Llama del Sol.
Ahora visualiza cómo te rodeas de ángeles de todos los siete colores del arcoiris. Cada uno te envuelve en su radiación. Danza con ellos, permite que su luz te penetre, recibe de cada uno sus regalos, recíbelos en el corazón. El rojo, el naranja, el amarillo, el verde, el azul, el índigo, el violeta…
Y ahora, toma conciencia de un ángel muy especial… Está contigo, te envuelve, te abraza. Es tu compañero inseparable. Tu amigo invisible. A quien encuentras cada vez que tu conciencia se ubica en el amor. Él te llena de esencias que permiten que la magia penetre en tu mundo. Él es el sentimiento de todo lo bello que te ha rodeado en aquellos momentos especiales de tu vida. Disfrútalo y reconoce su presencia. Tú nunca estás solo. Tu ángel guardián está siempre contigo.
Y envuelto en colores, en luces, en amores, ve inhalando profundamente, suavemente, preparándote para volver a tú belleza y armonía que te envuelve. Suavemente y a tu propio ritmo y tiempo ve abriendo tus ojos.








Metafísica para los Nuevos Tiempos



Carmen Santiago

ORIGEN DE LAS SIRENAS




(Es recomendable leer con cautela, y detalladamente el siguiente artículo. Abrir las mentes y corazones. Ser receptivos)


En la mitología griega, las sirenas (plural griego: Seirênes) eran tres peligrosas mujeres-pájaro, retratadas como seductoras, que vivieron en una isla llamada Sirenum Scopuli.
Más tarde, las tradiciones identificaron la geografía de esta isla con los floridos islotes de Anthemoessa, Anthemusa, el Cabo Pelorum, las islas de Sirenusian cerca de Paestum o de Capreae. Todas estas localizaciones están rodeadas por acantilados y rocas.
Los marineros que navegaban cerca de estos lugares escuchaban su música encantadora –que eran las voces de las sirenas– y naufragaban inevitablemente en las costas rocosas.
Aunque engañaban a los marineros, las sirenas no eran deidades marinas.
Estas mujeres mitológicas son consideradas hijas del dios del río llamado Achelous, padre de Terpsícore, Melpomene, Sterope o Chthon y la Tierra, tal como escribe Eurípides en su obra dramática Helena. Allí, Helena, angustiada, las llama “mujeres aladas, vírgenes, hijas de la Tierra”.
Sin embargo, los escritores romanos relacionaron a las sirenas, ante todo, con el mar. Las llamaron “hijas de Forcis”. Homero no agrega ningún dato sobre su origen o nombres; sólo menciona dos sirenas en la Odisea.
Escritores tardíos sí mencionan sus nombres y número: tres sirenas llamadas Peisinoe, Aglaope, y Thelxiepeia, o una tríada bautizada como Parthenope, Ligeia, y Leucosia. Por su parte, Eustathius indica que eran dos, Aglaopheme y Thelxiepeia.
Su número varía según los relatos mitológicos o dramáticos. Por lo general, son entre dos y cinco, y sus nombres suelen ser Thelxiepeia/Thelxiope/Thelxinoe, Molpe, Aglaophonos/Aglaope, Pisinoe/Peisinoë, Parthenope, Ligeia, Leucosia, Raidne y Teles.











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lunes, 30 de marzo de 2009

Sílfides, Gnomos, Ondinas Y Salamandras


¿De dónde proceden los duendes y las hadas? Folkloristas, filósofos, historiadores y místicos se han cuestionado el origen de estos seres durante siglos. Nadie tiene certezas al respecto, pero los cuentos de hadas son populares en todos los continentes y se conocen los atributos de estos “seres escondidos” hasta el día de hoy.
Algunos eruditos ven en los cuentos de hadas vestigios de religiones paganas, donde estos pequeños entes eran huellas de antiguas y poderosas divinidades.
Otras posturas insisten en que los duendes son “ángeles caídos”, que fueron expulsados del Paraíso, pero que al no ser lo suficientemente malos, tampoco les correspondía el Infierno. Así se convirtieron en almas de niños errantes, que murieron sin ser bautizados. “Se trata de pequeños fantasmas”.
Durante el siglo XV, el alquimista Paracelso clasificó las hadas y duendes con los siguientes nombres, teniendo en cuenta el ambiente en que aparecían -los cuatro elementos fundamentales de los que hablaron los presocráticos-: las “sílfides” (duendes del aire), los “gnomos” (duendes de la tierra), las “ondinas” (seres del agua) y las “salamandras” (habitantes del fuego). Según Paracelso, son individuos de carne y hueso a quienes les gusta cortejar a los humanos.
En el siglo XVII, un ministro escocés llamado Robert Kirk escribió que los duendes y las hadas constituían una naturaleza intermedia entre hombres y ángeles, de livianos cuerpos cambiantes, que se veían con más frecuencia durante el crepúsculo.
Hacia el siglo XIX, las hadas y los duendes comenzaron a ser el tema predilecto del Espiritismo. Esta doctrina los dividió en dos grupos: seres inferiores que habitan jardines, ríos, piscinas o bosques, y seres superiores, que dominan el espacio astral.
Ya en el siglo XX, la Teosofía de Carlos W. Leadbeater reveló un método para clasificar las hadas inspirado en la teoría darwiniana de la evolución.
Leadbeater sostuvo que existen siete niveles de duendes y hadas. Comenzaron teniendo una vida mineral hasta evolucionar en bacterias y algas. Constituyeron hierbas y cereales, reptiles y aves, mar, flora y fauna hasta convertirse en sílfides y concluir en ángeles.
Otro teósofo, Eduardo Garner, consideró que la función de los duendes en la Naturaleza era suministrar un vínculo entre las plantas y la energía solar.
Por su parte, el investigador Franz Hartmann consideró que los duendes formaban parte de la psicología humana: eran seres imaginarios.
Parte del folklore de los pueblos atribuye a los duendes la costumbre de burlarse de los humanos (recordemos a Puck, el duende travieso de la comedia “Sueño de una noche de verano”, escrita por William Shakespeare). Se cree que ahuyentan el ganado, que hacen llorar a bebés y niños y que gustan de las damas solteras. Aunque a veces ayudan a los mortales, por lo general son criaturas fastidiosas que se ofenden rápido y que pueden resultar peligrosas si se irritan. Las hadas tienen fama de ser tramposas.
Se dice que los hombres que hayan entrado por accidente al “Mundo de las Hadas” pueden terminar sus días atrapados para siempre en su reino. El Folklore está lleno de relatos “preventivos”, que narran las amenazas de cruzarse con estos fantásticos fantasmitas.

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Posible origen de las Hadas y Duendes


Creencias tradicionales de carácter folklórico confiaron desde temprano en la existencia de hadas y duendes, aunque no siempre les atribuyeron un origen definido. Las explicaciones variaron según cada cultura, región y épocas. Una creencia popular sostiene que las hadas son mujeres difuntas, es decir: fantasmas.
Para la alquimia, fueron consideradas parientes de los gnomos y de las sílfides. La tradición sostiene que muchos duendes son “criaturas del aire”. Una tercera opinión los considera ángeles pecadores: cuando los ángeles se rebelaron, Dios ordenó que las puertas del Cielo se cerraran. Quienes quedaron dentro se convirtieron en ángeles, quienes estaban en el Infierno se transformaron en demonios, y “aquellos que quedaron atrapados en la tierra” son duendes y hadas.
Una cuarta postura cree que los duendes son espíritus de una familia amigable. Un relato folklórico de origen escandinavo cuenta que una mujer buscó en vano a sus hijos por todos los rincones pero jamás los halló, porque se habían convertido en fantasmas escondidos: los famosos duendes.
Etimológicamente, “duende” proviene de duen de casa, es decir: dueño de la casa. Según la RAE, se trata de un espíritu fantástico que habita en algunas casas haciendo travesuras, causando trastornos y estruendo en ellas. En las narraciones tradicionales, suele aparecer bajo la figura de viejo o de niño.
En cuanto a la palabra “hada” proviene del latín fata, y del vulgarismo fatum, que quiere decir “hado”. Se trata de un ser fantástico que suele representarse bajo la forma de mujer, a quien se le atribuye poderes mágicos y el don de adivinar el futuro. Además, a cada una de las tres parcas se las conoce como “hadas”.
Los duendes también tienen habilidades para la adivinación, el esoterismo y las ciencias ocultas. Pero se afirma que sus hechizos son ineficaces contra alguien que posea un trébol de cuatro hojas.
También se afirma que el método más efectivo para ahuyentarlos es mostrarles una imagen de San Patricio, el santo patrón de Irlanda, ya que fue él quien los desterró de la casa de Dios.
El día de este santo, celebrado el 17 de marzo, se conoce como la ocasión ideal para que todos los duendes y demás criaturas fantásticas salgan de sus escondrijos para hacer travesuras y sembrar calamidades por doquier.
Los duendes son también conocidos como brujos, hechiceros o druidas satánicos, estos últimos dentro de las tradiciones célticas.









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